En este día tan triste nos reunimos para recordar, homenajear y rendir tributo a nuestro querido compañero y amigo Dr. Rubén Aponte.

Ver tantas caras conocidas, de diversas áreas, de distintas épocas, de diferentes lugares de trabajo, amigos que están y otros que ya se fueron del hospital, reunidos hoy aquí es un reflejo de la persona que era Rubén. El mejor compañero, bondadoso, gentil, comprometido, amable, divertido, siempre dispuesto a ayudar a todos sin distinción. Este homenaje da cuenta del cariño y respeto que le tenemos. El Dr. Aponte se merece esto y mucho más dijeron muchos, sin dudas es así.

Su pronta e inesperada partida deja un vacío tan grande, un dolor que se siente en cada pasillo y espacio de nuestro Hospital. En cada rincón vive una anécdota, un recuerdo, una historia, una broma, un cable arreglado, un foco cambiado, un desayuno compartido, sus pisadas apuradas en un ir y venir constante por siempre querer solucionar todo. En todo eso estaba Rubén. En su quehacer diario y muchas veces silencioso, sin soberbia, sin alardes, sin propagandas, simplemente haciendo,
colaborando, ayudando, reparando, escuchando. Esa gran persona era Rubí, el que todo lo da pero jamás pide, el que siempre escucha, alienta, resuelve, intenta, intenta
de nuevo, intenta mil veces, el que puede sacarte una sonrisa en tu momento de mayor enojo, el que atempera, el que equilibra, en definitiva , el amigo más querido e
incondicional. La huella que deja es imborrable, vivirá en nuestros recuerdos como un hombre con valores, hecho y derecho, de principios, leal, honesto, excelente
compañero, padre, esposo e hijo amoroso.

Hoy nos cuesta aceptar no verte por los pasillos con tu campera verde chillón del 107, preguntando si tenemos la lista, riéndote o haciéndote el enojado cuando te hacíamos algún chiste. Te vamos a recordar por lo que fuiste con cada uno de nosotros, no solo un gran compañero, también un excelente amigo, y para muchos como un papá del hospital. Siempre sincero, autentico, buscando soluciones.

Aunque ya no está con nosotros físicamente, un pedacito suyo vive en nuestra memoria y en nuestros corazones. Los años compartidos nos inspiran a seguir adelante por el camino que con actitudes nos marcó. Vamos a honrarte con el amor, el respeto y los valores que te representaban. Por último, citar unas palabras de Elizabeth Kubler Ross, reconocida psiquiatra especializada en la muerte, el luto y los cuidados paliativos:

“Un barco existe en el océano, incluso si navega más allá de los límites de nuestra vista. La gente del barco no ha desaparecido; simplemente se están mudando a
otra orilla”

Descansa en Paz querido Rubén. Volá alto y ligero hacia donde te reciban los brazos de tus padres que tanto extrañabas y necesitabas. Con el alma rota y una gran pena te
despedimos, te lloramos, te queremos, y por siempre te vamos a extrañar. No es un adiós… es solo un hasta luego.

Dr. Jorge Ouviña

Delegación AMRA Alte. Brown

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